El Chacho Peñaloza, un caudillo tardío que sería
asesinado y decapitado a instancias del “civilizador” Sarmiento, escribirá al
doctor Marcos Paz, vicepresidente en ejercicio de la presidencia en reemplazo
de Mitre, que guerreaba en el Paraguay: “Esa influencia, ese prestigio [de sus
hombres] lo tengo porque como soldado he compartido al lado de ellos por
espacio de 43 años, compartiendo con ellos los azares de la guerra, los
sufrimientos de la campaña, las amarguras del destierro y he sido con ellos más
que jefe, un padre que ha mendigado el pan del extranjero prefiriendo sus
necesidades a las mías y propias. Y por fin, porque como Argentino y como
Riojano he sido siempre el protector de los desgraciados, sacrificando lo
último que he tenido para llenar sus necesidades. Así es, señor, como tengo
influencia y mal que le pese la tendré”. Razón tenía Arturo Jauretche cuando
decía que “el caudillo era el sindicato del gaucho”.
[Pacho O’Donnell, en Caudillos Federales, el
grito del interior]
Congreso Internacional de Federalismo y Territorios en La Rioja
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